jueves, 13 de agosto de 2015

Ana (Mujeres de la Biblia)

La poligamia nunca fue bendecida por Dios, aunque fue permitida en el Antiguo Testamento. La poligamia y el divorcio fueron prohibidos bajo el nuevo pacto. Ana fue una de las dos esposas de Elcana. De las dos mujeres, ella fue la más favorecida y amada. Elcana fue un marido verdadero y amante para Ana. Sin embargo, ella no podía olvidar su esterilidad. El amor de Elcana era firme y seguro, su bondad y amor por ella, en la forma de ofrendas de paz, son evidentes en la Escritura. Sin embargo, con todo este amor y atención, Ana no podía olvidar su falta de hijos. Su espíritu atormentado le quitaba el apetito. Todo el tiempo estaba absorta en su esterilidad y esto le traía mucha congoja y dolor. Esto también le robaba el gozo del Señor, y la hacía incapaz de amar a su esposo apropiadamente. Finalmente, Dios respondió sus oraciones y una nueva vida fue formada en su matriz estéril.

Dos mujeres y un hombre—¡desde el principio esto nos habla de problemas! Añadido a este problema, estaba el hecho que una esposa (Penina) tenía hijos y Ana, la otra, no. Penina celosa por
el favor mostrado a Ana, la provocaba constantemente, irritándola y entristeciéndola por no tener hijos. Sin embargo, el carácter de Ana hacía que recibiera los insultos de Penina en silencio. Ella tomaba para sí todo este escarnio. La mayoría de nosotras hubiera encontrado alguna justificación al devolver en cierta medida los despiadados y crueles comentarios de Penina. Sin embargo, Ana no decía nada, ni siquiera a su devoto esposo, quien en realidad era el responsable de este indeseable triángulo por su poligamia.

Esta pureza de actitud fue la que movió el corazón de Dios para abrir su matriz cerrada. Los años de sufrimiento habían forjado una intimidad especial con el Rey de reyes y Señor de señores.

No hay comentarios:

Publicar un comentario