viernes, 14 de agosto de 2015

"No ofreceré holocausto que no me cueste"

2 Sam. 24:18-24

18 Y Gad vino a David aquel día, y le dijo: Sube, y haz un altar al SEÑOR en la era de Arauna jebuseo.22 Y Arauna dijo a David: Tome y sacrifique mi señor el rey lo que bien le pareciere; he aquí bueyes para el holocausto; y trillos y otros aderezos de bueyes para leña; 23 todo lo da el rey Arauna al Rey. Luego dijo Arauna al rey: El SEÑOR tu Dios te sea propicio. 24 Y el rey dijo a Arauna: No, sino por precio te lo compraré; porque no ofreceré al SEÑOR mi Dios holocaustos por nada. Entonces David compró la era y los bueyes por cincuenta siclos de plata.
Que fácil habría sido para David aceptar la oferta, a fin de cuentas el no la pidió, se la ofrecieron, seguro no hay nada de malo en aceptar una oferta de ese tipo, especialmente si quien la ofrece lo hace de buena voluntad. El punto es que de aceptar la oferta se perdería algo de valor. Es como si yo trabajara pero al momento de diezmar alguien mas me da el diezmo. Que sentido tienen?
No hay sacrificio en eso, no me cuesta para nada, a fin de cuentas no sería mi ofrenda sino la de alguien mas. Como agradaría esto a Dios?

Lo que le ofrendo a DIOS, no es "para salir del paso" no puedo comprar el favor de Dios, lo que ofrezco a Dios es mi agradecimiento por sus bendiciones, es la actitud de profunda gratitud por todo lo que Él hace por mí.  Si no me cuesta, es porque me sobra. Y a DIOS no se le dan las sobras.
Lo que doy a Dios ni siquiera es mío es una ínfima parte de algo que originalmente es de El (Porque de Jehová es la tierra y su plenitud el mundo y los que en el habitan) entonces porque esperar que nos sobre? Si incluso nosotros le pertenecemos a El.

Mucha gente ofrece a Dios lo que le sobra, el dinero que le sobra, el tiempo que le sobra, no buscan en que servir sino que espera que se les presente la oportunidad, y no hay merito en eso.

Trate de esforzarse por aquello que ofrece a Dios, pague el precio no espere quedarse sin trabajo para el servicio en la obra, aunque trabaje, estudie, sea madre/ padre sacrifíquese y saque ese tiempo para el servicio. Dios no necesita de nuestras sobras. Planifíquese y entregue a Dios lo justo porque El es merecedor.
Si su esposo le prepara una cena aunque no sea el mejor chef es seguro que ese esfuerzo le será mas grato que el hecho de que lo pida a un restaurant. 

Valoramos mas un regalo que nuestros hijos preparan con sus manos que algo que compran con el dinero que les da papá.

Piense en esto y de ahora en adelante ofrece primicia a Jehová, ofrece lo mejor, paga el precio.

Dios te bendiga.

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